lunes, 27 de mayo de 2013

Ceramios y zapatos maqueros en El Cercado

   CRONIC-ACADEMIA                                                                                       
 Francisco E. Castañeda M.

27 may, 2013 | Recientemente, el día 19 del presente mes y año, se llevó a cabo la decimocuarta Feria Artesanal de El Cercado, municipio Gómez del estado Nueva Esparta, en la cual sus reconocidos artífices presentaron, con fines expositivos y de venta, los diversos y variados productos de su creatividad, destacando, entre tantos otros, los tradicionales ceramios y los renombrados zapatos “maqueros”.
A este respecto, cabe destacar que el nombre que identifica a esta población está íntimamente relacionado con la costumbre normativa de los hispanos en Indias, mediante la cual se identificaba con el vocablo “cercado” a las pequeñas concentraciones de pobladores autóctonos quienes habitaban las zonas aledañas o los barrios periféricos de los asentamientos españoles. Recordemos que, de acuerdo con la traza urbana impuesta en América, la población blanca vivía separada de los pobladores originarios. Por lo general, los colonizadores ocupaban, sobre la base de la distribución del espacio urbano, el centro del poblado, es decir, el ámbito próximo a la plaza central y edificios principales (iglesia, ayuntamiento), mientras que el resto de los habitantes, de acuerdo con su categoría etnosocial, se alejaban del entorno central, estableciéndose en las áreas perimetrales.
En el presente caso, se trata de un núcleo poblacional de muy vieja data, tal como se evidencia en las siguientes actas bautismales: En fecha 1-XII-1710, fue bautizada en la iglesia de Santa Ana del Norte, la niña María, hija legítima de Diego Rodríguez y Luisa Serrano, naturales guaiquerí de El Cercado. Asimismo, el 22-VIII-1713, fue bautizada en la iglesia de Santa Ana del Norte, la niña María de La Asunción, hija legítima de Francisco Manuel e Isabel Manuela, naturales guaiquerí de El Cercado. En cuanto al trabajo de la alfarería, esta actividad ocupa un lugar de primer orden en lo relacionado con el ámbito artesanal. Así, las primeras evidencias que dan cuenta del uso de la cerámica en la región geohistórica insular se encuentran en el complejo precerámico de Punta Gorda en la isla de Cubagua, con una antigüedad aproximada de 800 años a.C. y se refieren a restos de ceramios obtenidos a través de intercambios comerciales con las poblaciones indígenas de la Tierra
Firme comarcana. Sin embargo, el primer testimonio de los inicios de la actividad alfarera en el territorio margariteño corresponde al yacimiento arqueológico conocido como Playa El Agua, cuyas características son bastante similares a otras referencias procedentes de la región Carúpano-Paria y su antigüedad ha sido calculada entre 350-1.150 años después de Cristo. Ahora bien, históricamente hablando, la expresión más genuina y mejor acabada de esta pretérita tradición se encuentra hoy día representada en las numerosas piezas tanto de naturaleza utilitaria como ornamental elaboradas por los artífices del barro de la población de El Cercado. A este respecto, el destacado escritor oriental Alfredo Armas Alfonzo, al reconocer lo valioso y refinado de la producción alfarera insular señalaba: “En
Margarita, a la cerámica le sacan brillo como al oro viejo, como al cobre de los antiguos aposentos”. En relación con los zapatos “maqueros”, aun cuando, hasta el presente, carecemos de pruebas documentales que señalen la práctica de esta actividad durante los años coloniales en dicha población, resulta importante resaltar que la elaboración artesanal de esta prenda de vestir es también de muy vieja data en la región insular. Cabe señalar que durante la época colonial los distintos rubros agrícolas cultivados en la Isla así como los variados productos artesanales elaborados en este territorio e igualmente, los indígenas y los negros nacidos en el espacio geográfico insular que se comercializaban en otras latitudes, eran considerados como “frutos de la tierra, labranza y crianza”. En ese sentido, vemos, por ejemplo, como en el año de 1606 fueron despachados desde Margarita hacia Cumaná, como “frutos de la tierra”, 20 pares de zapatos y 15 pares de chinelas de hombre y de mujer. Igualmente, en ese mismo año se exportaron hacia Cumaná, también como “frutos de la tierra”, cinco docenas de cordobanes, es decir, pieles curtidas de cabras (citado en Castillo Hidalgo, “Asentamiento español…2005: 869 y 876). Sobre la base de tales antecedentes, cabría preguntarse si resulta o no válido, a los fines de impulsar la economía regional, fomentar estas actividades artesanales de tal manera que, tanto los diversos ceramios como los zapatos “maqueros”, pudieran nuevamente  gozar de su merecida y reconocida fama.